PROYECTO: Gotas de ciudad
REALIZACIÓN DEL PROYECTO:
En
este proyecto trato de reflexionar sobre dos temas principalmente. El primero
es el papel que juega el agua en una ciudad y como este cambia según cual sea
la ciudad y las circunstancias en las que se encuentra el agua. Para ello hablo
de una manera subjetiva y general sobre el agua que se encuentra de manera
permanente en un entorno, que en este caso es la ciudad. Posteriormente trato
tres ejemplos de ciudades en las que el agua es un elemento importante
mostrando información objetiva sobre la relación que estos lugares tienen con
el agua. En dos de los casos el agua será un elemento asociado con la
felicidad, sin embargo, serán contrastadas con un tercer lugar en el que el
agua será sinónimo de caos y desastre. La segunda reflexión tratará más sobre las
personas que habitan las ciudades; de forma más específica, los cambios que
estas hacen para poder adaptarse a unas circunstancias y para poder evolucionar
como personas. (Dos de los apartados del proyecto, adaptación y evolución).
Para explicar esto, me ayudaré de una serie de paralelismos que relacionan
estos comportamientos con la forma en la que el agua, como materia, reacciona.
Además,
estas reflexiones irán acompañadas de un soporte gráfico que consistirá en
primer lugar de 8 fotos tomadas en dos de las ciudades de las que trato en el
texto, Venecia y Benarés; e irán organizadas de dos en dos, habiendo cuatro de
cada ciudad. En segundo lugar, de unas láminas en las que habrá dibujadas
elementos de una ciudad como son una plaza o una estructura arquitectónica pero
que estarán completamente desiertas y sumergidas bajo agua. Tanto las fotos
como los dibujos tendrán como soporte una cartulina negra. Para la realización
de las láminas he utilizado los siguientes materiales: láminas de papel de
acuar, grafito, tinta negra y acuarelas.
PROYECTO: Gotas de ciudad
Es
quizás el agua, la sustancia no viviente que, de alguna manera, más se asemeja
al ser humano; y que, a la vez, juega esta un papel fundamental en nuestra vida
y en la ciudad.
CIUDADES LÍQUIDAS
1. La
RAE define la palabra ciudad como conjunto de edificios y calles, regidos por
un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a
actividades no agrícolas. Sin embargo, a mi parecer, esta definición es un
tanto específica; ¿o no podría ser acaso un hormiguero una pequeña ciudad, con
diminutos habitantes, siendo las calles los numerosos túneles, y edificios los
habitáculos dónde éstas trabajan, viven, y almacenan sus pertenencias? Podríamos
decir entonces, que para que un espacio empiece a considerarse ciudad debe
contar al menos con dos elementos principales, estructuras en las que habitar,
y habitantes. Un 70% de nuestro cuerpo es agua, por lo que, si se nos considera
habitantes, podría llegar a tener sentido la idea de que un 35% de la ciudad es
agua (considerando que las personas somos el 50% de la ciudad), esto sin tener
en cuenta el agua que necesitamos para vivir, que consumimos, o que se
encuentra ya de por si en el espacio.
Si
hay por excelencia, una ciudad a la que se la pueda considerar la ciudad del
agua es sin duda alguna Venecia, que sustituye sus avenidas por riachuelos y
sus vehículos por sofisticadas barcas llamadas vaporettos. Y aunque no es esta
la única ciudad flotante, es la que mejor ha sabido adaptar sus entrañas al
mar. Un laberinto de empedrados callejones que acaban desembocando en agua
sobre la que crecen los cimientos de esta tan bella ciudad acuática. Me atrevería
a decir que esta ciudad, le debe gran parte de su riqueza al agua y a los
puentes, que cada año atraen a millones de maravillados turistas, que visitan y
gastan sus ahorros en esta ciudad. Aunque ¿quién soy yo como para dotar (o
condenar) a Venecia con el calificativo de ciudad líquida por excelencia, y no,
por ejemplo, a las ciudades de Assam, uno de los estados indios del sur de Asia
que, durante los últimos años, más han sido azotadas por el monzón? Cada año,
el viento, cargado de agua arrasa las ciudades desterrando a las personas de
sus hogares, que quedan destruidos o sumergidos bajo los ríos. Se lleva todo,
sin distinción alguna, alcanzando casi a llevarse la esencia de las personas
que lo pierden todo. Ese tan importante elemento, el agua; que día a día les da
la vida, en un momento de arrebato, les arranca lo más importante que tienen,
su propia vida. Qué paradoja, algunas ciudades le deben la vida al agua y para
algunas otras, esta sustancia, es en ocasiones su mayor pesadilla.
Desde
los inicios de las civilizaciones, las ciudades y aldeas siempre han crecido
alrededor de los ríos. Esto les traía numerosas ventajas, no solo tenían agua
de manera indefinida si no que junto a los ríos se encontraban las tierras más
fértiles, lo que poco a poco dio paso a la agricultura. Las personas eran
perfectamente conscientes del papel tan fundamental que el agua tenía en su día
a día, y esto llevó a que esta sustancia empezase a coger importancia también
como elemento místico en sus religiones y creencias. Es fácil pensar que
actualmente vivir cerca de un río no aporta nada especial, tenemos
canalizaciones que llevan el agua de un extremo a otro del terreno sin ninguna
dificultad, y puede que sea así en los países del conocido como “primer mundo”;
sin embargo no en todos los lugares es tan irrelevante. Un ejemplo es Varanasi.
Esta ciudad, también llamada Benarés, se ha desarrollado alrededor del río
Ganges y este sigue siendo, a día de hoy, fundamental en la vida de mucha de su
población. En esta ciudad, la religión sigue siendo no solo un órgano de
control de la sociedad, sino que es también una fuente de esperanza para la
población y una fuente de ingresos para el estado. De hecho, Varanasi es según
el hinduismo, la religión principal allí, una de las siete ciudades sagradas, y
si es así, es en cierta manera, gracias al río. Recibe cada día miles de
peregrinos hindúes, pero también muchísimos ancianos y enfermos que van a morir
allí. En el hinduismo se considera que quien muera en esta ciudad, a orillas de
río, quedará salvado del ciclo de rencarnaciones; por eso, cada día los hindúes
visitan el río para cremar a sus seres queridos allí. Además, los baños en este
río se consideran purificadores del alma, por lo que todas las mañanas muchos
hindúes, van al río a bañarse y rezar. El agua es para esta ciudad, una fuente
de luz y de pureza, una salvación; y la ciudad es para el agua, lo que da
sentido a su existencia como elemento en la vida de las personas.
ADAPTACIÓN
2. El
agua está en un estado líquido, sin forma, imposible de moldear con las manos,
escurridiza y casi intocable sin modificarla. Y a la vez completamente condicionada
por el recipiente en el que se encuentre. De alguna manera, igual que las
personas, adaptadas al medio que las rodea y casi encerradas en él, en la
ciudad. La capacidad que tiene el agua de adaptase sin modificar su esencia
líquida, es, yo diría, la más alta posible; es, en realidad, casi envidiable. Si
la viertes sobre un recipiente, se precipitará a refugiarse en su interior
ocupando ordenadamente todo el espacio, sin dejar ni un solo recoveco vació;
pero si la vuelcas sobre un objeto sin entrada, sin lugar en el que albergarse,
el agua resbalará velozmente sobre su superficie, como si de un tobogán se
tratase, acariciando cada uno de sus lados. También si derramas el agua sobre
una tela relativamente rígida, el agua se aferrará a ella como si fuese el
único medio en el que subsistir, y aunque poco a poco se vaya filtrando, dejará
la tela completamente empapada durante un largo rato. En todos estos casos
nuestra sustancia cambia su forma, pero conservando en su esencia, su estado
líquido. Esta es una cuestión, en el caso de las personas, muy discutida;
¿pueden las personas cambiar sin dejar de ser quiénes son? La capacidad que
tenemos las personas para adaptarnos es en realidad bastante más alta de lo que
solemos pensar; no me refiero a la capacidad para sobrevivir con los recursos
existentes, si no a la capacidad de sobrellevar las situaciones físicas, pero
sobre todo psicológicas, que se nos plantean. Recuperarse de una pérdida, una
decepción o un fracaso no es más que una forma de adaptación a una nueva
situación, un cambio, pero manteniendo la esencia de lo que somos, pensamos y
creemos. Personalmente prefiero no posicionarme respecto a la respuesta de la
pregunta que se plantea anteriormente, ya que puede darse la situación de que
el agua resbale sobre una superficie arenosa, y al precipitarse, quede en el
agua impregnada esa arena, dotándola de un tono rojizo que al menos
anteriormente, no se encontraba en ella. Y no creo contar, personalmente, con
los suficientes conocimientos como para definir esto como un simple cambio más
o como una modificación en su esencia.
EVOLUCIÓN
3. El
agua está en constante evolución a causa de un proceso llamado ciclo
hidrológico. Se considera que este proceso, a pesar de ser en realidad un bucle
sin fin, comienza en el océano. Llamaremos a este lugar el hogar del agua,
donde este es la esencia del sitio y donde da vida a numerosas especies de
animales y plantas. Se halla allí tranquila, a una temperatura más o menos
constante y meciéndose mediante mareas que la gravedad de la luna provoca. Algunas
afortunadas personas gozamos de lo que se llama un hogar, ese cálido lugar
donde el ruido es mudo. Sin embargo, antes o después, para desgracia del
mar, llegará el sofocante calor que evaporará el agua obligándola a ascender
dejando atrás no solo la inmensidad de su hogar, sino también la sal que la
caracterizaba. Son muchas las ocasiones en las que un golpe de calor arrasa
a una persona obligándola a entender las cosas fuera de lo que fue su pequeño
mundo y casi sin darse cuenta, ésta abandona la niñez y, dejando de mirar el
mar que se haya bajo sus pies, comienza a mirar el amplio cielo. Tras haber
ascendido y merodeado por los cielos en estado gaseoso durante un largo periodo
de tiempo, el agua se precipita al vacío, sabiendo que el impacto será fatal.
Cierta semejanza mantiene este comportamiento con el nuestro. Acercarse al
precipicio de un lugar que se ha hallado bajo nuestros pies previamente y que,
quizás en algún otro momento, fuese calma, y saltar a pesar de saber que, esta
vez, el impacto será diferente. Simplemente tropezar con la misma piedra. Por
suerte, lo que el agua no sabe es que probablemente, tras haber impactado
contra la tierra, el agua bajará de nuevo en forma de río o filtración para
acabar en lo que fue su hogar, el mar. Aunque yo apuesto a que, a pesar de la
sal, la inmensidad del océano y todos los organismos a los que dota de vida, ese
agua nunca será la misma que la que una vez estuvo en el océano y que, joven e
inocente, se vio obligada a migrar hacia el cielo. Se dice en muchas
ocasiones, que tras la tempestad viene la calma, también las personas olvidamos
esto a menudo.




Dibujos, fotografías y textos: Ariadna Fernández Patel
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